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jueves, 4 de septiembre de 2014

Resumen de La Lectura Esencial N° 0.4.

Modulo III. 
 Imagen de la mujer en la arqueología, la mitología y la etnohistoria de Venezuela. La sombra y su reflejo.
                                                                   Morón, Camilo
Marulanda Ríos Ana 
 Sociedad para el Estudio de las Manifestaciones Rupestres de Venezuela (SEMARVE).
En el  resumen de esta lectura esencial, se destaca la importancia mágica y mítica de la mujer amerindia representada en algunos objetos hallados por los  arqueólogos, quienes las interpretaron como las Venus  indígenas, las cuales fueron concebidas universalmente, como el símbolo de la fertilidad por excelencia y la base de todo un sistema representativo de la humanidad y del Cosmos, figuran entre los objetos arqueológicos que han inspirado mayor cantidad de tratados por diversos autores como Clarac, que en sus tratados  de la etnohistoria venezolana, alude a la  variedad de  temas  femeninos que ha encontrado y a sus variaciones, en una serie de representaciones con las cualidades que reune atributos opuestos, pasando de un concepto a otro,como algo distintivo del pensamiento mítico.  La Diosa de la fertilidad puede ser buena  pero temible e inspiradora de las representaciones simbólicas tanto prehispánicas como actuales, siendo uno de los casos el  de María Lionza, entre otros.
 La fertilidad mágica de la mujer ha sido concebida en Venezuela como;  la Diosa Madre Universal fértil con hijos; Jamashia o Arca de Mérida, la Diosa del Agua y la Fertilidad, la Icaque de Trujillo,  cuyo vientre es la tierra y la placenta, la Laguna-Luna.  En ves la mujer estéril, es la mujer-monstruo: la Llorona, la Sayona, la Dientona, la Bruja, que en el imaginario andino es una mujer seca, porque se secó a sí misma, es el equivalente de la mujer perseguida por el zángano, vestigio andino del shamán. La mujer menstruante al contrario de la fertilidad es concebida en contraposición al agua positiva del útero que concibió; ella ‘seca’ las plantas, ‘seca lo que toca’, ‘seca al hombre’. Todas las asociaciones de ideas, de seres y cosas son posibles, según el contexto del momento; en la Edad Media se creía que mataba la hierba, empañaba los espejos, agostaba los brotes de la vid, disolvía el asfalto, producía manchas imborrables en la hoja de un cuchillo. En el imaginario colectivo venezolano, la imagen de la mujer se ve desde varias perspectivas, pero es, en los espacios narrativos y poéticos de la leyenda y el mito donde el símbolo se funde  con los elementos primarios y eternos: el día, la noche, el sol,  la luna, el agua, la tierra, el viento, el deseo, el dolor, la locura y la muerte... Una dialéctica singular guía la interacción entre lo vivido y la simbología  que como una  respuesta se construye en torno a la experiencia. Así, mientras más intensa y rica es la vida anímica, más intenso y complejo es el sistema simbólico que la dibuja discursivamente.  Lévi-Strauss (1987: 246), formula en uno de los ensayos, que para develar el significado de los mitos y sus representaciones plásticas en objetos arqueológicos, el etnólogo y el arqueólogo pueden  colaborar a fin de dilucidar problemas comunes como el significado de algunos símbolos culturales, entre ellos las Venus amerindias, donde la interpretación propuesta inicialmente en Europa  las considero como estatuillas de las Diosas de la Fertilidad y de ejemplares muy antiguos, las primeras fueron encontradas desde 1908, y bautizadas por los franceses como Venus la diosa romana del amor. La estatuilla austriaca fue llamada “Venus de Willendorf”, por la ciudad en la que fue encontrada. Son sorprendentes por la uniformidad de su estilo y el cuidado con que fueron esculpidas tanto  en piedra caliza, en basalto o en hueso, casi todas coinciden en algunos rasgos distintivos: grandes senos resaltados, caderas abultadas y la zona genital muy marcada. Existen muchas y divergentes teorías sobre su autoría y su significado: representación de las Diosas de la Fertilidad, reflejando una edad donde la mujer gobernaba por ser “Legadora de Vida, Poseedora de la Muerte y Regeneradora, eran una imagen pornográfica de la Edad de Piedra, o eran regalos, esculpidos.

Los arqueólogos también distinguen dos tipos de objetos: artefactos tecnoeconómicos ligados directamente a las técnicas de producción y los artefactos ideotécnicos o ideoartefactos, con  a la significación y la simbolización de la racionalización ideológica en un sistema social, características básicas sobre las que comienza cualquier análisis tipológico; función y uso, patrones formales, técnicas de manufactura, criterios plásticos y  materias primas, pero según los metates desde el comienzo fueron interpretados a través de una sola y única lectura que articulaba el dato arqueológico, la investigación etnológica, la relación histórica y la noticia folklórica: eran objetos propios de las mujeres, eso era todo. Tras el trato desdeñoso dado al metate, se ocultan por igual la vergüenza étnica y el desprecio de la feminidad y sus símbolos. Entre las mudas, empero elocuentes piedras de moler, las piedras marcadas por los petroglifos, las Venus de barro cocido y las mitologías originarias de los amerindios se tiende una secreta y delicada red de vasos comunicantes: los nervios de un mundo mágico.

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